diciembre 29, 2007

"Paren el mundo, me quiero bajar..." *

Habrá sido la última vez? Sé que te llamé, pero no estabas. Más tarde te crucé, venías de trabajar, si mal no recuerdo. Yo traía una cantidad incalculable de papeles y libros en la mano y te ofreciste a ayudarme, mi autosuficiencia te dijo de manera cortante "No, gracias, vengo con el envión". Nunca aprendí a dejarme ayudar, no por orgullo, vengo fallada de fábrica. Recuerdo que esa fue mi respuesta a varias de tus críticas. Ya no importaba. Horas, años de análisis. Si, vine fallada, no hay otra vuelta de tuerca, lamentablemente James.
De alguna manera terminamos pidiendo Chow Mien mientras imitabas graciosamente a la señora que tantas veces nos vio buscar la comida. Todavía tenía las marcas de los libros en los brazos, y las acentuaste más en una pelea de chop sticks que terminó con un mal cálculo y por error te metí un cross de derecha en la mandíbula y te partí el labio.Te enojaste. Lo gracioso era que yo no tenía intención de partirte la boca, tu mano se interpuso en un golpe que iba dirigido a tu hombro. No podía parar de reírme de mi torpeza. Mientras te curaba el labio con esas cremas que suelo tener en el bolso, terminamos de ver una película pésima que alguna vez se te ocurrió alquilar. Ya nunca haremos nada por primera vez. Y está muy bien que así sea. Empeoré la lastimadura con ese ir y venir de labios torpes y apurados. Nos dormimos tarde, demasiado tarde por lo temprano que debíamos levantarnos. Nos despertó tu novio, lo atendiste. Volvió a llamar después de remolonear un rato. "Atendé vos" me dijiste. "Hola", dije con el tono de la primera frase emitida por la mañana, una voz entusiasmada me contestó al otro lado "Qué lindo es despertarse con tu voz de dormida", "Me imagino" contesté dormida e irónicamente. "No, la verdad que no te imaginás" me dijo tu novio. Te pasé el teléfono y empecé a ponerme la pollera y la remera con lentitud de sueño. Me preguntaste si me quería quedar durmiendo, que me dejabas la llave, preferí no generar más conflictos de pareja, "vuelvo a casa". Prendí la cafetera y te ayudé a preparar el bolso, "Llevas abrigo?, tomá, no te olvides el perfume, por qué no te llevas ese pantalón para salir que te queda tan bien?", mientras tomabas el café que te había servido dijiste que tenías la sensación de olvidarte algo. Repasemos: Llaves del auto, documentos, llaves del departamento, las llaves de allá, cepillo de dientes, billetera, música, algo más? Buscaste las últimas cosas, y encontraste un CD y me lo mostraste, "Sueños de un hombre despierto". Te recomendé una canción, mientras cerraba la puerta. "Vení, salí por el estacionamiento". Subimos al auto, y en esos giros extraños, comenzó a escucharse por la mitad 'Vértigo'. Me sonreí. "Estás tan bonita, te invito a un café, la tarde es nuestra, desnúdame." te canté mientras te miraba lejos. Me acercaste y me diste un beso. Ya estábamos en la calle. Te ibas con él a la costa. Llegamos a la puerta del departamento, no había un alma en la calle. Miraste alrededor cómo alejando cómplices y me diste un beso profundo mientras a lo lejos, o bien cerca, Ismael cantaba "Pero basta de lamentos, brindemos ¡Salud! es el momento, que estamos todos o no falta casi nadie..."
La Maga.

* Mafalda dixit.

diciembre 20, 2007

Ménage à trois

Muy de primaria lo nuestro, bárbaro para estudiar Ps. Educacional

Flor y Marcelito, los otros integrantes de este maravilloso ménage à trois. Vinieron el domingo, pasado el mediodía para estudiar. Menos de un día. Tres caraduras. Pero los tres nos entendemos. Hay una dialéctica particular entre los tres, "una dialéctica de imán y limadura, de ataque y defensa, de pelota y pared" diría mi Julio. Marcelito siempre con su discurso revolucionario (aunque no lo tengas, me seguis debiendo 'El Estado y la revolución'), te quiero igual Pelado, aunque me quemes la cabeza. En este caso era permitido, en Educacional se podía permitir tal discurso, y creo, si no es seguro, que los tres en nuestros respectivos finales hablamos sobre la política educativa. Marce a la cabeza, está claro. Flor, mi querida Flor. Sos... sos la que por todos los medios posibles golpea a mi Super-yo, cariñosamente, por lo menos para que no hinche las pelotas mientras estamos estudiando (y después tambien). Te prometo, que si algún día escribo, el primer artículo estará basado en tu frase. Para los que no saben, la frase es la expuesta más arriba. La que pone a nuestro querido Lacan en posición de Dios. Mire, mientras no se me haga una asquerosa ortodoxa cual Opus Dei, cual EOL, estamos bárbaro, ya si se anda mitificando, tenga cuidado, me haré cargo de criticarla vastamente. Pero te quiero chiqui, y desde ya, te espero en Enero para que convivamos, para darnos el espacio que nos venimos prometiendo desde que empezamos el segundo cuatrimestre. Sin apuntes, sin finales, ni parciales, ni casquete que denote aislamiento. Películas y música, y cafés y mate bien cebado (por una vez, una aunque más no sea) y balcón y charlas, eternas charlas. Ya vendrán, falta poco. Para aquellos que no entienden el por qué de la foto les comento. Mientras estudiamos, solemos pelotudear bastante, más aun cuando tenemos sueño, y nos andamos gritando de cuarto a cuarto pelotudeces antes de irnos a dormir. "Marce" "Qué?" "Comela". Pobre, no entiendo cómo nos soporta. Quizá por la razón que nos ha contado la madrugada del lunes cuando les pregunté al pasar, "Qué harían si por un día fueran del sexo opuesto?" Flo, me mató el picadito, te llamo si cambiamos el mismo día, Marce, seguí pensando. Más allá de todo, nadie lo obliga a estudiar con nosotras, él viene solito, así que, si es masoquista, problema de su estructura obsesiva (Marce, la masoca es la histérica). Alors, vuelvo, Flo tiró genialmente la de Lacan, ante mi pregunta de Vigotsky, Marce se ha lucido con su respuesta. Las otras frases pelotudas las dije yo, qué se le va a hacer, no soy tan ocurrente como ellos, soy un tanto más catastrófica y sarcástica. Faltó escribir una: "Basta de procrastinación" (eso va para los tres). Bien, será hasta nuestra próxima reunión el año que viene, eso si, Marce, te lo he dicho el sábado y lo que dejo asentado para que conste en actas, no me llames un día antes, y no vengas con los lloriqueos femeninos (dejanos algo), porque la próxima "Mirá que te tiro del 12". Vale aclarar, aprobamos los tres. Gracias a Bendersky, Chardón y no sé quien le tomó el final a Marce, pero gracias. Y gracias a ustedes chicos por venir y soportar mis amenazas.
Hasta el próximo ménage.

diciembre 16, 2007

"I had a dream"

Todavía estoy descifrando si fue un sueño. Es muy probable. Últimamente, de todos los problemas, los sufridos para dormir, preocupan el resto del día.
Tendida, con un boxer, y piel desnuda, las luces debidamente encendidas, o apagadas. Las luces de la noche dan matices en las paredes, en los cuerpos (vaya a saber por qué razón tipeando escribí muertes, en vez de cuerpos) que dejan una sensación de canvas a medio comenzar. Su mentón en un hombro masculino. Todo estaba perfectamente delimitado, las líneas, los contornos. Su perfil romano, su boca entreabierta. Conocía muy bien lo que sentía por debajo de la sábana. Siguió mirando ese perfil harto conocido, que tantas veces la había hecho llorar, tanto de emoción como de hara-kiri. Ya no. Todo parecía tan anacrónico, tan distante, tan de otra vida. Aunque allí, ella ahí. Ella seria y desnuda, seriamente desnuda. Pero lejana.
Su mano recorría el pecho aniñado, de niño hombre, de alguien que está tan preocupado por ser adulto que se olvidó de jugar un ratito todos los días a las canicas. Su risa tenía todavía algo de niño travieso, su manera de acurrucarse, como estando entre sábanas de He-Man. Su aun infantil manera de tocarla, de recorrerla, de desviar sus ojos cuando ella se sentía mirada y clavaba sus ojos pardos en los de él. Bajó por la línea del tórax despacio. Podría describirla perfectamente. Un lunar acá, otro más allá, el otro allí formando una constelación. Un hueco divertido se formaba a la altura de las costillas. Cuello de gatito mojado, dormido, mientras recorría su mentón.
Su barba incipiente de fin de jornada, tan desaliñada, tan idiosincrática. Él le tomo la mano, presionándola contra su estómago. La medianoche silenciaba la calle. Algún perro ladraba. Alguna lata rodaba. Los semáforos deberían estar titilando. Cuánto tiempo había pasado? Probablemente más de lo que podría cuantificar. Estaba allí? Importaba realmente si estaba o no? Si era un sueño o era la realidad? Recorría su perfil como se recorre... nada en realidad, un nudo se le hacía en la garganta. Sentía otra vez que el corazón cumplía su deber forzosamente. Sentía que se le salía por la boca. Eso no es amor, eso es taquicardia querida, tu réfléchis un peu, aprende a diferenciar. No hacía falta. Sabía muy bien lo que le pasaba. Sabía muy bien qué era eso que estaba sucediendo bajo las sábanas. Sabía muy bien qué significaba. Esos movimientos tan violentos y entrecortados. Esas patadas que los desenredaba. Significaban que él ya estaba profundamente dormido, y que ella seguía mirando las sombras que cambiaban de posición según cómo entraba la luz en la habitación. En la habitación o en el sueño, váyase a saber.

La Maga