julio 31, 2009

Los rulitos, Toing Toing.. Toing Toing..

Yo naaací....

Voy a la duchita, abro la canilla... Cascadita!

-Sería bueno encontrar la que dice: Ahora sí nos lavamos los dientes.. Con mucho gusto!
[gusto a banana, frutilla y ananá.. No pican! Pibe's y Coqueterías, ahora sí, las pastitas acá están (si la memory stick no falla)]
-Otra.. "Yo coltal tolta!"

julio 24, 2009

Desafío

(Ecoutez!)

Tengo a Caetano susurrando que “Nada, nada, nada restou desse amor” y un desafío impuesto mientras escribo. Llueve con furia, la ciudad se presenta hermosa, con nada de maquillaje, a cara lavada. Tengo un nudo en los dedos, hace mucho no escribo, se me secó la inspiración. En otra época me manchaba los dedos con tinta asiduamente, la pantalla lumínica destrozaba cada célula de mi retina sin ningún tipo de culpa. Pero quedé vacía por un rato, o eso espero. No precisamente por la calidad de lo que escribo, lejos, muy lejos estoy de hacer la diferencia. Pero como actividad catártica, ha quedado estipulado en análisis que es efectiva, eficiente, y todos esos vocablos repugnantes que utilizan las psicoterapias comportamentales, por su parte mi analista diría algo así como que “estoy sublimando correctamente”. Eso significaría algo así como que gracias a la escritura no ando matando gente por ahí, o poniendo bombas en las oficinas de Personal, o prendiendo fuego un vagón del Sarmiento (no, yo no fui la del incendio de Haedo, aclaro). Mis mecanismos de represión por lo visto están oportunamente aceitados y puestos a punto, quizá demasiado.
La cuestión es que me cuesta escribir, me cuesta estudiar. Leer (cuestiones ajenas a la facultad) se me da fácilmente, diría que es vital. Pero leer lo que me da placer, no va a hacer que me reciba, claro está.
Estaba con Caetano cantando allá de fondo, un sahumerio de tilo, sumergida en la bañera repleta de agua, fumando despacio, reteniendo el humo y dejándolo libre viendo cómo se esparcía diferente, más pesado que de costumbre. El humo tiene idiosincrasias misteriosas y lúdicas, más cuando se está como estaba yo, relajada entre mis patitos de goma que soplaban para no ahogarse entre la espuma.
Pensaba, y creo que era a la velocidad del sonido, o de la luz? No, tan rápido no parece. Y en una especie de barrido mental, fui repasando diferentes temas, que a simple vista se me resolvían sin esfuerzo, como cuando uno sueña la respuesta de un problema matemático. Pensaba en el desafío.Ya sé que lo tuyo con Priscila (qué nombre precioso, joder..) no es estupro, y sé que no te va a convencer que haya escrito eso para meter la palabra, pero entendé que tengo sequía creativa, y mi otro yo, Priscila (la mía, no tu chica no virtual) se fue a jugar, lloviendo y todo a la plaza. Pero a mi la lluvia afuera no me ayudó demasiado con la deshidratación literaria. Ayudó para tranquilizarme, para acercarme al eje que cada día parece fugarse un poco más de mi, podría pero no tengo pensado llegar al recurso extremo para centrarme, por ahora no. Ayudó en ese momento para embellecer la penumbra apenas iluminada por la pequeña brasa del sahumerio, para derrumbar por un rato el fuerte alrededor mío. Entre los escombros momentáneos encontré una idea, un sentir, quizá hasta una revelación. No, no estoy triste. Me di cuenta que no estoy triste, quizá debería pero no lo estoy, tampoco el extremo de mi costado maníaco revoltoso y saltarín. Estoy tranquila, y no la tranquilidad que antecede la tormenta que en ese momento se estaba desarrollando, era la tranquilidad misma. Ahí tierna, aterciopelada, repleta de aroma a tilo y alguno que otro de sales que haya mezclado en el agua. Estaba cerca de ese cuerpo desnudo que a veces siento ajeno a mi, estaba sobre mis párpados cerrados que disfrutaban del ir y venir de mis yemas acariciando el agua al ritmo de Bebel, estaba en mi voz acompañando a la pequeña niña cantando.. ”Vai, minha tristeza”… Y cada pieza se posicionaba lenta y sin esfuerzo, claro que si… “chega de saudade”.
La Maga