agosto 30, 2009

"Buen día.."

Y por ahora, no estás conmigo. Pasa un fin de semana más, de tantos otros sin vos. De todos estos sin vos. Pero este es diferente, quién sabe, los próximos también. Estás a la distancia de una mano, como decía Julio: "Tendí la mano y toqué el ovillo París". Estás cerca, tan cerca besándome la frente, tan hermoso como siempre, igual que el primer día que tu figura se erigió ante mi cual Sequoia. Y a la vez tan lejos de esas camas compartidas, de esas cajitas de cenizas, del anhelo de trepar tu metro noventa para decirte "Buen día".
Y despierto en la noche soñándote a mi lado leyendo ciertos despistes y franquezas, con tu mano rozando mi pierna mientras la otra acaricia las páginas. Y me arrebata el pensamiento una imagen de otra persona que en espejo comparte en la realidad todo eso que yo estoy soñando. Y puede ser así, o no. Pero la mente a veces nos muestra diapositivas de un futuro en el que el espejo es la realidad, y una, sólo es sueño.
Y recurro a la respiración, a contar respiraciones, a imaginarme un cielo donde las nubes pasan y no se quedan, a buscar el pedacito despejado. A la vez, un segundo antes de acurrucarme en el sueño, te pienso y te enumero. Y todo es más dulce, quiero creer que ese día llega y no es lejano, que estarás ahí mostrándome que una es la realidad y no el sueño que teje, porque un segundo antes de despertarme escucho cómo te sentás en la cama, acariciás el ovillo Maga y comenzás mi día con un: "Buen día, Gurrumina" y un mate con miel, silvestre; claro está.
La Maga

4 comentarios:

Ella también dijo...

Sos enorme.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me gustó, Jorge Glocer

Anónimo dijo...

me gusta tu mundo...
Igual debo decirte que a veces no es bueno quemar de mas!
Te quiero loca and you know it!
Juli...

Yassur Alfassaeed Hassam dijo...

A veces ya no sé dónde escribir. Miro las hojas y no me encuentro. Entro a los blogs y ya no me identifico. No me violento. No me ilumino astrológicamente. No encuentro catársis en un lápiz. Creo que la lluvia me inspira, pero me enrosca; empiezo a girar en el lugar y me identifico con un tornado. Pero un tornado, no con capacidad de destrucción sino con su inminente fin, los últimos vientos emergentes desde él. A veces ya no sé dónde escribir. ¿Las notitas autoadhesivas de igoogle tienen límite? Creo que puedo llegar a provocar un desorden importante en cualquier sistema ordenado perfectamente sólo con el hecho retorcido de cuestionar algo que no se debería cuestionar. Pero siempre tengo que preguntar. Y ahí empieza la debacle. A veces ya no sé donde escribir.