julio 28, 2008

No sabe distinguir al amor de cualquier sentimiento..

Yo creo que le enseñaron así. Creo que no sabe muchas cosas, entre ellas, a distinguir sentimientos. Le dice iceberg. No creo que esté en absoluto equivocado. Es un iceberg. Quizá por eso nadie se enamoró de ella. Ella lo sabe bien. Lo dice, y no con orgullo. Quizá hasta con un tanto de melancolía y otro tanto de dolor superyoicamente ejecutado. El orgullo no está precisamente en ser un iceberg. El orgullo está en no dejarse ver tal y cual es, a todos los seres. Ella se pregunta para qué gastar energía en gente que no le importa. Acaso es necesario? Acaso uno debe andar ventilando su más profundo ser cual exhibicionista, a todos? No creo que quiera mostrarse exactamente como es. Muestra su parte odiosa. La soberbia y pedante. La que dice absolutamente todo, y no de la mejor manera. La que molesta, la irónica, la oscura, la que no mide demasiado el efecto de sus palabras.
Debería mostrar su otro yo? Ese que sale en la penumbra de una habitación, ese que se saca los anillos, los aros, el reloj, y por sobre todo, la armadura? Quizá si. No sabe la respuesta. Ya he dicho, creo que no sabe muchas cosas. Lo que sí sabe, es que prefiere que vean la punta del iceberg. El resplandor de la armadura, obsesivamente lustrada. Quizá así, cual tamiz, va midiendo quién es el que quiere clavarse la escafandra o los guantes de amianto. Quizá es, probablemente, por eso que nadie se enamoró de ella. Quizá nadie se enamoró porque es jodida como la hostia madre, o porque es fría como un iceberg. Yo sé que no. Pero esa es otra cuestión. A quién carajo le importa lo que yo piense. Acaso, importa si es un iceberg?
Tal vez, baje la marea, quizá entremos al mar por la parte más honda. Quizá se rompa el iceberg en mil pedazos, tal vez el calentamiento global lo termine derritiendo.

O, quién sabe, acaso aparezca un pingüino... o no.

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