enero 14, 2010

Bikers

Y se te hace un nudo en el estómago. Pienso que nos van a llevar puestos uno de los 300 colectivos que pasan por Juan B. Justo, o el Negro se va a llevar puesto los caballetes donde los policías te paran abajo de la Gral. Paz, o algún imbécil con toda la razón te lleva puesto de puro arrabalero que es. Pero no sucedió nada de esto. O casi nada. Sigo dudando en por qué te tuve fe, considerando que conozco muy bien tu torpeza. Y vos también, vos aún no creés que yo haya accedido a volver el tiempo atrás y disfrutar de un viaje en bicicleta. Y no sentadita en el asiento de atrás. Lo cual ahora me trae el recuerdo de haber vuelto con Jóse alguna noche luego de cerrar Funes, a las 3 o 4 de la mañana sentada en el asiento (ese que te raya el tujes), mientras hacía sonar el timbre.
En este caso, me remonté a mi adolescencia, al tiempo donde con todos los chicos salíamos a andar en bici, y yo en general iba en los pedalines de la Haro de Guille, o en el manubrio de la playera amarilla de mi hermano Hernán, con la patita de esqueleto. La skater (por amor a Jebús!) con todos los bikers.
Me asombró haber disfrutado más del viaje que el sufrir las supuestas embestidas de los diferentes vehículos. Y creo que el no haber podido ensayar más de cuatro canciones hoy (perdón Nero por eso), quizá por el humor de mierda que tenía se fue disolviendo desde el momento que volvió el NN (Yago)a jugar y a morderme y a hacer esos ruiditos extraños que emitía entrecerrando los ojos, a lo que luego se le sumó el super archi viaje en el manubrio de la playera.

Yago
(Yago jugando con mi short)
(Qué hago? Lo rapto?)
Y el sol pegaba de una manera fantástica, y si bien el aire no era de lo más impoluto, y los colectivos no ayudaban a hacer el viaje fluido (J.B. Justo a las 6 de la tarde), todo se sucedía de una manera pacífica para mi, no tanto para mis brazos y mis sentaderas. Tal vez los gritos avisando que venía un bache, o un semáforo en rojo, o un charco de agua fueron de los mejores momentos. Me sentía una co-piloto en el Paris-Dakar (me fui al carajo con la comparación) y un aluvión de energía salía de mi en forma de pequeños alaridos (como los del recital de Placebo), lo cual significaba que todo lo antedicho venía junto (bache, semáforo y charco). Temiendo por mi vida y también por mi torpeza, ya que varias veces metí una pierna en los rayos, me transporté a una época de mi vida en que esos momentos me producían muchísima felicidad, aún rodeada de tanta pero tanta tristeza. Y uno se pone a pensar qué es la felicidad. Qué es la felicidad? Y aseguro que no para todos es lo mismo. Yo sé que soy inmensamente feliz con muy poco (y decir la frase de Groucho sería muy pedorro), sé qué me puede hacer feliz. Me recuerda a un verano en que me fui con todas mis amigas de vacaciones, y que le dije a una de ellas de ir a la playa cuando ya no hubiera tanta gente pero quedaran vestigios de sol. Compramos una Cindor y unos alfajores Havanna, y nos quedamos tiradas hablando incohorencias, riéndonos muchísimo y sin parar. Ese día le dije a mi amiga que creía que la felicidad costaba muy poco. No se precisa de tanto. Y suena trillado, y hasta medio pelotudo. Pero quizá se trate de eso.
Volviendo a la aventura ciclista o Petit Tour de France, y al sol y al viento, aún con el humor que tenía, hinchada las pelotas de tanta imbecilidad circundante, ese paseo me hizo reír. Me sentí otra vez un pibito de quince años, sólo que esta vez no tenía una remera XXXXL, ni pantalones caídos (más bien todo lo contrario). Sentí la tranquilidad de saberme capaz de difrutar de algo tan simple como un viaje en bici, de saberme menos compleja de lo que a veces me siento. Y de empezar a entender, que la sabiduría pasa por otros vectores, quizá no por los que yo creía tan a rajatabla.
La felicidad es eso, es un paseo en bici con amigos que pueden llegar a matarte en el viaje (perdón Nero, pero sabemos que es verdad), pero aún así nos subimos a la playera y disfrutamos del sol y el viento en la cara mientras sorteamos baches.

Ahí abajo comentó el ciclista schizo..
La Maga

4 comentarios:

Unknown dijo...

Antes que nada, si había algún cana abajo de la general paz, probablemente lo hubiera arrollado sin mea culpa. Lamentablemente, hubieras salido eyectada desde el manubrio hacia el asfalto como una roca en fuego (el sol quemaba un poco todavía) en un catapulta medieval. Me di cuenta lo del ensayo, pero insistí en tu presencia porque me imaginaba que el maricón este que duerme con la luz prendida porque tiene miedo, iba a despertar algo en vos que, obviamente, yo no podría y quizás otra cosa tampoco, no lo sé. Por otro lado, creo que lo que nos sucede son momentos divertidos, gratos, donde la pasamos bien. Esa diversión es barata, es gratis. Yo vivo sacándole jugo a eso (me muero de risa cuando un chiquito se cae de culo y se le pierde la noción de gravedad, me rio cuando un perro toma agua con la mitad del cuerpo mojándose, me divierto cuando los conductores van desesperados por llegar a ningún lado con mucha prisa y yo voy adelante formando una caravana, o un cortejo si en quince minutos un sujeto se desquicia y canaliza conmigo; me divierte mucho tu cara, obviamente, cuando digo algo desacertado y me mirás con ganas de "te reviento la cabeza, te pateo en la ingle y me llevo a tu perro"). Debo reconocer que me sorprendo a mi mismo, pero el haber sido biker en alguna época, tiene sus frutos (digo, estás viva.. y no tenés ninguna frutillita en la rodilla, ni un nogal en el pecho tampoco). Cuando puedo concentrarme en algo, no cometo torpezas; sucede que la mayor parte del tiempo estoy revoloteando en la vía láctea con mi propia trilogía renovada de estar buors, en donde todos mueren a causa de un tsunami espacial. Tu "alarido" me dejaba estático; no sabía si esquivar un pozo, levantar las patas, frenar, acelerar, tocar el claxon, tirarte por la borda, tirarte encima de la gorda. Por suerte, el tener la vista y los reflejos de una lince, todavía sirve. Me alegra que, aunque no funcione el feedback comunicacional ignorando mi intriga, puedas expresarte de este modo en el blog, por lo menos veo que va cambiando el color. Sigue siendo negro, pero va cambiando el color. Eso es bueno che...


PD: Me mató la foto que muerde tu jean roto.. te la robé.

La Maga dijo...

Varias cosas. Primero: no confundas vértigo con velocidad, ni gracia con felicidad. Yo hablaba de la felicidad che, que es más complicada de hallar a veces (dejá de reírte de los niños). Segundo: funcionó tu maquiavélica conspiración con ese bicho hermoso y con carita de lluvia. Tercero: la gorda debe seguir en Lobos recorriendo la laguna buscando el paradero de Olga y Alfredo. Cuarto: eso de lince ya te lo he dicho miles de veces. Reflejos de lince esquizofrénico en pleno brote. Quinto: va cambiando de color, no? O eso parece, estuve releyendo entradas antiguas y estas parecen un poco más luminosas. Las otras parecían salidas de las bitácoras de Darth Vader. Debe ser todo el yoga vio, estos hindúes la tenían súper clara, aparte de tener una flexibilidad de la hostia. (Claro que nosotros tenemos que estar no sé cuanto tiempo para esbozar una Garudasana medianamente como la gente sin irnos al carajo). Sexto: no sé, me quedé sin tinta.
Thanks for the ride, y por sobre todo gracias por no matarme.

Unknown dijo...

Dos cositas que me quedaron colgados ahora que leo lo que escribí (ya nos conocemos y sabemos que empezamos a borrar): lo de los momentos divertidos lo puse como para llegar a la idea de felicidad. Creo que no es tal, si aspiramos solamente a un objetivo a largo plazo, supongamos cualquier evento u acción, relación profesional, amorosa, etc. Sino en las pequeñas cosas por las que nos damos cuenta que no vale la pena hacerse problema por las otras. Creo que buscando más de estas cosas pequeñas que nos hacen felices momentáneamente, vamos a llegar más con un poco más de plenitud a lo que buscamos. Y no morir por explosión de masa encefálica en el intento.
Lo otro era lo de las pantorrillas. Me mató el primer trayecto con las ruedas desinfladas, te lo juro. En un momento pensé en agarrar un pozo para estrolarme la frente en el pavimento así sufría menos. Con ruedas infladas, a la vuelta, era yumajer.

La Maga dijo...

Dolor? Decís que la pasada de peso soy yo? te voy a reventar el cráneo con uno de los rayos, y los demás te los clavo en los ojos cual muñeco vudú o boudou.
A mi lo que me mató fue bajarme de la bici e intentar caminar sin parecer salida de una colonoscopía.